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La situación de la ocupación de pisos en nuestro país, está en grados altamente peligrosos, entre otras cosas para nuestra salud mental.

La inacción del Estado que ha creado una nueva ley donde se favorece al okupa y perjudica muy gravemente al propietario, nos hace entender que los políticos  no protegen a los ciudadnos españoles ni a la propiedad privada . Sin preguntar al pueblo nos han convertido en un pais comunista, donde tanto el estado como los emigrantes te pueden arrebatar lo que con tanto esfuerzo tenías: una vivienda. Plan Agenda 2030

A partir la burbuja inmobiliaria de 2008, los bancos diariamente dejaban en la calle a miles de personas (incluso con niños) y no había ninguna justicia justicia para ellos, que además tenían que seguir pagando la hipoteca.

En España muchas personas han invertido en ladrillo, ante una situación tan conflictiva como la bancaria, y donde en los últimos años (recordemos la estafa de Caja Madrid) los particulares han perdido sus ahorros.

Personas que, al llegar una jubilación escasa, alquilan el piso para poder vivir, y se encuentran con que a partir del primer pago el inquilino DEJA DE PAGAR.

Desde 2008 el perfil del okupa ha cambiado mucho. La entrada masiva y permitida de emigración ilegal  mayoritariamente de africanos y marroquíes (con hijos que son más difíciles de echar). Por cada mujer marroquí en España, hay que añadir 4 hijos que parirá de media. Esto hará que dentro de 15 años la población marroquí habrá arrasado con la española.

 

La nueva ley de la vivienda PROTEGE AL OKUPA.

 

Ancianos que pagan la nula política del gobierno en vivienda: Blanca y Miguel

Con casi 80 años no tienen fuerzas para enfrentarse a sus inquiokupas. Blanca está enferma de cáncer y Miguel tiene párkinson. “Tenían que haberse ido cuando les venció el contrato, les amplié seis meses con la pandemia, y no se van de allí y no pagan”.

Al parecer, una ONG les convenció para hacerles un contrato de un año a unos supuestos refugiados, pero pronto llegaron los problemas. “Nos juraron y perjuraron que, por favor, se lo alquiláramos, que no íbamos a tener problemas. Bueno, nos lo pusieron de lujo”. Ahora mismo solo se tienen el uno al otro. “Necesitamos, por lo menos, tener paz los días que nos quedan”.

 

Inqui-okupas

Afectados por la okupación se han concentrado para pedir soluciones en el Paseo de la Chopera. Aseguran que se trata de un problema que no deja de crecer y que se está tratando como un colectivo de vulnerabilidad a quien no lo es.

Pilar nos cuenta que sus padres, a sus 80 años, tuvieron que alquilar su vivienda para poder pagarse una residencia y, después de un año y medio, no consiguen echar a sus inquilinos que dejaron de pagarles tras el decreto ley del Gobierno donde se suspenden los juicios por desahucio y los lanzamientos.

Para hacer frente a los pagos de la residencia, los padres de Pilar se han gastado absolutamente todos los ahorros de toda una vida y sus hijos tienen que echarles una mano para que puedan seguir viviendo. “La justicia es muy lenta con estos casos, servicios sociales no les da una vivienda social, aunque está pedida, y todo va en contra nuestra, no tenemos ninguna ayuda”.

 

Pánico a los okupas en un barrio de pisos protegidos: “Nos amenazan de muerte”

Los vecinos de La Granja (Ciudad Real) viven aterrorizados por familias que han tomado varias VPO y convertido el lugar en un gueto. En mayo hubo un tiroteo frente a la guardería

 

Como funcionan los okupas

Unos individuos llaman a TelePizza, encargan un pedido y dan la dirección de envió.

El repartidor llega al punto de entrega, donde le están esperando, entrega la pizza junto al tiket del precio y la dirección enviada.

Este es el justificante que a partir de ese momento tienen los OCUKUPAS, para demostrar que ellos viven allí y que llevan más de 48 horas en el domicilio

 

¿Por qué no se puede echar a los okupas?

Los expertos subrayan que no podemos echar a los okupas a la fuerza y tampoco cambiar la cerradura o dar de baja los suministros porque podrían demandarnos por allanamiento de morada o por coacciones. Si, de todas formas, no conseguimos evitar que ocupen la casa es necesario tener en cuenta varios factores

 

El problema de la ocupación en España

El año 2021 cerró con la friolera de 17.274 delitos y faltas relacionados con estos ataques a los legítimos dueños de todo tipo de viviendas. Esta cifra supera en 5.000 delitos las 12.214 ocupaciones con las que terminó 2018, el mismo año en el que Pedro Sánchez aterrizaba en Moncloa. Dicho de otra forma, la ocupación se ha disparado un 41% en los tres años del Gobierno de PSOE Podemos.

 

Una okupa llama a la Policía para que le abra la puerta de un edificio en Zaragoza

La mujer dijo a los agentes que vivía allí y le habían puesto un candado en la puerta. El inmueble fue adquirido hace varias semanas por un particular, que lleva desde entonces intentando echar a los inquilinos ilegales.

La Policía Local se desplazó este jueves por la tarde al número 40 de la calle Cerezo de Zaragoza tras recibir la llamada de una mujer que decía vivir en el edificio y no poder entrar porque habían puesto un candado en la puerta. La señora reconoció a los agentes que ocupaba un piso de la primera planta de forma ilegal, para contarles después que el  nuevo dueño le había arrebatado poco antes las llaves de forma violenta. Según esta, tenía todas sus cosas dentro. Y lo peor, era diabética y no podía coger la insulina.

La Policía Local y los Bomberos de Zaragoza intervinieron este jueves en la calle Cerezo 40.

 

Con ayuda de los Bomberos de Zaragoza, se logró acceder finalmente al bloque a través de un balcón. Una vez dentro, se cortó la cadena de la puerta principal y la okupa pudo acceder al domicilio. Los municipales no encontraron a nadie dentro del inmueble, pero dieron cuenta de lo sucedido a la Policía Nacional, que podría abrir ahora diligencias contra el dueño por coacciones. La Jefatura Superior explicó a HERALDO que el miércoles por la tarde intervinieron en el mismo edificio a petición del propietario, ya que se encontró dentro a otro okupa y se produjo una fuerte discusión entre ellos al intentar echarlo

 

Manual de okupación: así es la técnica para invadir casas… y qué pueden hacer los propietarios

El Código Penal español es claro al respecto desde 1995. En su artículo 245 dice lo siguiente que “Al que con violencia o intimidación en las personas ocupare una cosa inmueble o usurpare un derecho real inmobiliario de pertenencia ajena, se le impondrá, además de las penas en que incurriere por las violencias ejercidas, la pena de prisión de uno a dos años, que se fijará teniendo en cuenta la utilidad obtenida y el daño causado”.

En el mismo artículo se matiza el hecho. “El que ocupare, sin autorización debida, un inmueble, vivienda o edificio ajenos que no constituyan morada, o se mantuviere en ellos contra la voluntad de su titular, será castigado con la pena de multa de tres a seis meses”.

A pesar de ello, hay agujeros legales en el proceso que los okupas aprovechan siguiendo un manual difundido por las redes, que a grandes rasgos explica el proceso que siguen. Primero se informan sobre la propiedad y el registro del inmueble que quieren ocupar, con preferencia de viviendas vacías pertenecientes a entidades bancarias que no constituyan, por tanto, primera o segunda residencias de nadie.

Ese inmueble es sometido a un seguimiento antes de ingresar a él forzando una puerta o ventana; luego se bloquean las cerraduras para evitar el ingreso externo y pasadas unas horas, se cambian, puerta incluida si ha sido dañada en el ingreso forzado a la vivienda. Si hay objetos de valor dentro, se almacenan para evitar la acusación de robo en caso de ser sorprendidos en su interior durante las primeras 48 horas, en las que el legítimo propietario aún podría obtener un desalojo por la vía policial.

Los okupantes tienen muy claro que evitar su identificación puede ayudarles en cualquier proceso judicial, por lo que suelen ocultar su rostro. Si pasadas unas horas consiguen dar de alta un servicio a su nombre, con la cerradura ya cambiada, o incluso hacen un mero pedido de comida a domicilio, el proceso para desalojarlos ya será mucho más largo.

 

Ellos si que saben

El movimiento okupa sabe cómo invadir casas y ocuparlas sin que puedan echarles. Tienen un Manual que se transmiten a través de las redes sociales. Es una técnica perfecta para ‘okupar’ aprovechando los agujeros de la ley.

La historia comienza así: una constructora que estaba terminando unas viviendas en Llagosta (Cataluña), se precipitó a la quiebra en el último momento. Entonces, el banco que financiaba a la empresa, puso dinero para el empujón final de la obra, y anunció la venta de las viviendas por internet.

Un grupo de familias de Llagosta respondió a la llamada del banco. El diario La Vanguardia explicaba así sus planes. “Los pisos estaban a punto de ser entregados a sus nuevos propietarios, familias trabajadoras del pueblo, que desde hace un par de meses habían firmado los documentos de reserva, y la mayoría tenía la hipoteca concedida para poder escriturar de inmediato y mudarse a su nuevo hogar”.

Pero en febrero pasado llegó lo insólito. Antes de que esas familias pudieran ocupar legalmente las casas, un grupo de okupas rompió las cerraduras y entró en las viviendas. “Los pisos los hemos visto en la página web del banco y nos hemos metido”, dijeron portavoces de este grupo, gente entre 18 y 20 años.

Apenas entraron en las viviendas (ocuparon 11 casas en total) llamaron a la policía y se autodenunciaron. ¿Qué sentido tenía? Muy sencillo: aprovechar los agujeros de la ley. Cuando llegaron los Mossos d’Esquadra, los okupas dijeron que llevaban allí varios días, es decir, mintieron.

Esa mentira era la clave para evitar el desalojo. Según la ley, la policía puede desalojar sin orden judicial una vivienda ocupada ilegalmente, siempre que lo haga dentro de las primeras 48 horas del allanamiento.

A partir de esas 48 horas (dos días), se necesita una orden judicial, y entonces, todo entra en un complicado proceso que puede tardar años. De ahí que los okupas traten de probar a la policía que llevan allí más de dos días. Como no había testigos, solo sirvieron sus testimonios.

Esas maniobras demostraron que los okupas no habían improvisado su asalto. Sabían perfectamente qué hacer pues conocían el Manual de Okupación, una biblia sobre cómo forzar entradas, romper bombines, y okupar viviendas, sin que los echen.

“Negamos la propiedad y negamos la legalidad entendiendo que éstos son los elementos que perpetúan el sistema de opresión vigente”, dice el Manual. Para los okupas, “la ley del Estado está hecha para defender el status quo”.

Desde que estalló el movimiento 15M, el número de okupaciones ha crecido en toda España. Muchas veces instalan una pequeña comunidad autogestionada para desafiar “el bucle represivo del sistema vigente”, como dice el Manual de Okupación. Esta es la versión “revolucionaria” de la okupación.

Según informaba El Mundo, desde que Ada Colau gobierna en Barcelona (fue okupa, pues vivió en lo que fuera un cuartel abandonado de la Guardia Civil), las usurpaciones de viviendas pasaron de 642 a 1.065 entre 2015 y el primer trimestre de 2016.

Ahora, la alcaldesa ha creado un protocolo para proteger a los okupas de aquellos propietarios que pretendan desalojarlos de manera “extrajudicial”. La policía debe seguir las instrucciones de la alcaldesa, lo cual es casi poner la ley del revés.

 

Técnica del asalto

El Manual de Okupación explica como apropiarse de una casa. Lo que salta a la vista es que no es una acción improvisada. Estos son sus pasos:

Recopilar toda la información del inmueble en registros de la propiedad, en sitios como Axesor o Informa, en la Dirección General del Catastro, en la Dirección de Urbanismo del Ayuntamiento, en internet, y por último, hablando con los vecinos de la zona.

Vigilancia. Una vez elegido el inmueble, se traza un plan. Este plan incluye: localizar los CCTV (Circuito cerrado de cámaras de TV) con el objeto de no ser grabados, tomar nota de entrada y salida de personas, comprobar el sentido del tráfico, y situar a los okupas en sitios clave.

La entrada. El asalto (el Manual dice ‘entrada’) se puede hacer por la puerta o las ventanas. En el caso de la puerta se emplean palancas, arietes o taladros. En las ventanas, un cortacristales o sencillamente, un martillo de emergencia.

El aislamiento. Una vez dentro, inmovilizan la cerradura para evitar que el propietario entre con su llave. Se hace con pegamento superglue, palillos, grapas o soldadura en frío.

El fortín. Para evitar que la policía pueda entrar en las primeras horas, los okupas apuntalan la puerta con todo lo que puedan. Pueden emplear también cadenas y candados.

Cambio de cerradura. En las primeras horas, cambian la cerradura por otra. Es la manera de demostrar que llevan allí más de 48 horas, y que es su propiedad. En algunos casos, cambian también la puerta, si ha sido dañada en el asalto.

La policía. Si la policía logra presentarse con un permiso judicial, los okupas pueden ser acusados de robo. Para evitar eso, se llevan banderas o motivos que indiquen que son okupas, no ladrones. También convocan a través de las redes a más miembros de bandas okupas, de modo que la policía prefiera no desalojarlos por la fuerza.

Almacenamiento. Si la vivienda estaba ocupada, los okupas hacen un listado de las cosas de valor, y las guardan. Con ello evitan que les denuncien por robo.

Daños. Si hay daños –por ejemplo, la rotura de la cerradura–, los okupas tratan de que sean por valor menos a 400 euros, pues siempre sería considerado una falta, no un delito. Un delito se puede castigar con penas de cárcel.

Usurpación. Los okupas pueden ser acusados de usurpación de vivienda, siempre que se demuestre que forzaron la entrada. Pero para ello, el juez  requiere designar con nombres y apellidos a los sospechosos. Por eso, el Manual recomienda realizar estas operaciones de asalto sin que nadie les vea, ni ninguna cámara les identifique. Estar todo el tiempo con la cara tapada.

Dilatación. Cuando el propietario inicia los procedimientos legales, los okupas saben que deben ganar tiempo. Retrasar en lo posible su identificación. No están obligados a identificarse dentro de su inmueble, pero sí a hacerlo cuando les llegue una orden de identificación del juzgado. Luego, retrasar sus testificaciones, no atendiendo a los telegramas del juzgado. Y por último, inculparse en masa para que el juez tenga que tomar declaración a muchos investigados. El caso pasa por un juzgado de instrucción, y luego, de primera instancia. Si preparan bien su defensa, pueden dilatar el caso hasta dos años y vivir en una casa que no es suya.

 

Los consejos de los abogados

El propietario tiene que solicitar el desalojo lo antes posible. Puede tener la suerte de enterarse a tiempo o que un vecino denuncie la okupación inmediatamente. En ese caso, la policía se presenta y les desaloja sin orden judicial, si se demuestra que llevan allí menos de 48 horas. Claro, si la policía logra entrar a la vivienda.

Si la vivienda estaba vacía y no tenía carteles de haber sido puesta en alquiler, venta o en rehabilitación, al pasar las críticas 48 horas, el propietario ya no puede pedir el desalojo, sino lo que se llama un ‘desahucio en precario’.

Los abogados recomiendan que sea una ‘demanda civil de desahucio’. En este caso, el juez señala un día y hora del juicio. Los okupas entonces, se presentan con un abogado y retrasan el lanzamiento (el desalojo) aún más. Pero no lo pueden evitar, y si se resisten, acude la policía y les desaloja por la fuerza.

Lo mismo si se trata de una vivienda que el propietario ocupaba normalmente. Si han pasado las 48 horas sin denuncia, no le queda más remedio que presentar una demanda civil de desahucio.

Hay que tener cuidado. En caso de que fuera una casa vacía, si el propietario interpone una ‘demanda penal’, se complican las cosas. Según el bufete Molina Bosch, los propietarios se encontrarían con que “pasaría un año o más, y finalmente, el juzgado archivaría el procedimiento al considerar que era una vivienda deshabitada y que, al no ser utilizada, los ocupantes estaban por necesidad y, por tanto, no habían cometido ningún delito”.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

Carlos Salas (Colaborador de idealista news)

A. COLOMA – HERALDO D

MADRID DIRECTO

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