La sociedad está muy enferma y no es nada nuevo. Pero hay personas que después de vivir una vida, generalmente complicada, cuando les llega el momento de poder tiempo para ellos mismos, resulta que no pueden, porque “tienen que ayudar a los hijos y a los nietos”.
Una sociedad cruel, donde los políticos no hacen más que poner en contra a los jóvenes diciéndoles que “ellos tienen que pagar su pensión”, olvidando que la mayoría trabajo por 40 años o más dando su dinero al estado.
¿Cuidas de tus nietos casi más horas que sus padres? ¿Sientes que tienes para con ellos una responsabilidad que no te corresponde?
¿El estar con tus nietos te genera cansancio, ansiedad, estrés, insomnio o depresión? Quizás sufras el síndrome del abuelo esclavo.
Cada vez son más los abuelos, sobre todo abuelas, que cuidan de sus nietos mientras sus hijos e hijas están trabajando. Recae sobre ellos una responsabilidad excesiva, muchas veces autoimpuesta debido al sentimiento que tiene todo padre/madre de ayudar a sus hijos y de sentirse nuevamente útiles.
Las familias ven en ellos un cuidador “gratis” y de confianza, además de saber que es muy poco probable que les vaya a fallar.
Pero en muchas ocasiones, lo que creen que puede estar beneficiando al abuelo (ocupación de su tiempo libre, disfrutar más tiempo de sus nietos,) provoca en estos “nuevos” abuelos una serie de síntomas que los expertos ya conocen como síndrome del abuelo esclavo. Deberías de prestar atención si:
Tu vida social es inexistente más allá de tu familia;
Te sientes estresada/o por el peso de educar y cuidar a tus nietos demasiadas horas;
Sientes que no vives la vida en la que pensabas cuando soñabas con la jubilación;
Cuando terminas de estar con tus nietos no te quedan energías de realizar cualquier otra actividad, estás cansado/a;
No sabes cómo decir que necesitas un descanso o más tiempo para ti;
Tienes episodios de estrés, ansiedad, insomnio o depresión;
Este síndrome lo sufren sobre todo las abuelas, ya que sobre ellas recae culturalmente el papel de cuidadoras y de responsabilidad de la educación y del cuidado de la familia, mientras que se busca más al abuelo para que juegue y lleve al parque a los críos.
Esta nueva situación hace que se estén incrementando las visitas de personas mayores a los centros de salud con estos síntomas. Es tal la incidencia de este síndrome y el abuso que se hace de las abuelas que la O.M.S. lo ha llegado a reconocer en sus casos extremos como malos tratos hacia la mujer.
Francisco Muñoz, presidente de ABUESPA (Asociación de Abuelos y Abuelas de España), lo expresa bien claro: «El abuelo esclavo es el padre de un egoísta».
Desde esta asociación se da asesoramiento a “abuelos canguros” que se sienten agotados y no saben cómo decir “no” a sus hijos. El peligro está, según Muñoz, en no marcar límites y traspasarlos con creces.
A los abuelos no les corresponde educar a los nietos, ni deben dejar a un lado su vida social por acudir a socorrer a sus «atareados» hijos.
Hay que darse cuenta de que los abuelos deben hacer el papel de abuelo, es decir, pasear y jugar con los nietos, enseñar a través de sus experiencias vitales, dar cariño, echar una mano en situaciones puntuales, estar dispuestos a aprender cosas nuevas de sus nietos, como por ejemplo el uso de las nuevas tecnologías.
Al abuelo/a esclavo se le está privando de organizar y disfrutar su tiempo libre como él quiera, de tener relaciones sociales, de disfrutar de la compañía de sus nietos sin la responsabilidad de educarlos. ¡Eso ya lo hicieron con sus hijos!
Cuando se llega a la edad en la que se puede ser abuelo/a ya se ha vivido una vida laboral muy extensa, se ha formado una familia y criado y educado a los hijos.
Ahora toca disfrutar de un tiempo libre ocupándolo en actividades que satisfagan, de tener una vida social más extensa, de ayudar a los hijos a sacar adelante a sus propias familias, pero sin caer en tareas que no son las que les competen.
Es hora de disfrutar la vida de otra manera y de no imponerse ni dejar que nadie les imponga responsabilidades ajenas.
¿Qué se puede hacer para evitar ser abuelo o abuela esclava?
Como para casi todo en esta vida, el diálogo aquí es clave. Hay que hablar con los hijos y contarle los sentimientos del abuelo o abuela: sus inquietudes y su preocupación.
No es fácil de hacer pues el abuelo se siente necesitado por la familia y quiere ser generoso con ellos y ayudar como ha hecho toda su vida a sus hijos.
No obstante, hay que conocer las limitaciones propias y comunicarlas con sinceridad a los hijos.
Ellos suelen estar muy estresados con su trabajo, la casa, lo niños, etc. y hay veces que no se dan cuenta del abuso de tiempo y de esfuerzo que les piden a los abuelos. Sin embargo, si esta situación comienza a afectar a la salud del abuelo/a no es sostenible en el tiempo y no debería de demorarse la charla con los hijos. ¡Habla con ellos!
BIBLIOGRAFIA
quierounabuelo.es